Hay mucho oro en el océano, pero no lo encontrará con un ROV.
¿En busca de oro? ¿Buscando la próxima fiebre del oro? Los océanos son un buen lugar para buscar, sin embargo, no es tan fácil como buscar oro.
Las aguas oceánicas de todo el mundo contienen alrededor de 20 millones de toneladas de oro. Cuando digo “en” eso significa literalmente, hay oro en el agua del océano. Desafortunadamente, la concentración es del orden de partes por billón, lo que la hace extremadamente difícil de conseguir.
Con base en el precio al contado del oro de hoy en $ 42,51 USD por gramo, esa cantidad de oro valdría aproximadamente $ 771 billones. Compare eso con el producto interno bruto (PIB) de los Estados Unidos en 2016 de 18,57 billones y sus 41 veces. Alternativamente, puede compararlo con el producto interno mundial de $ 78,28 billones en 2014, casi 10 veces el producto interno mundial.
No hace falta decir que hay mucho dinero en oro en los océanos del mundo. Sin embargo, está la monumental tarea de extraer el oro de las últimas cantidades de agua de mar. Cada litro de agua contendría aproximadamente 13 billonésimas de gramo de oro.
Actualmente, no existe un método rentable para extraer el oro del agua de mar y ser rentable. Sin embargo, eso no detuvo a muchos entusiastas inventores e inversionistas, tanto legitimadores como estafadores. En la década de 1890, el pastor Ford Jernegan ideó un plan para un “acumulador de oro” en un sueño más pequeño. El plan era extraer oro de Long Island Sound mediante un proceso que incorporaba tratamientos con mercurio y electricidad.
Jernegan fundó Electrolytic Marine Salts Coмpany y convenció a suficientes inversionistas adinerados para recaudar $ 1 millón (un total de $ 26 millones en dólares de hoy) en efectivo. La empresa estaba en marcha, construyendo una gran operación de extracción de oro en LuƄec, Maine, lejos de los ojos vigilantes de sus inversionistas. Para 1898, los inversores comenzaron a hacer preguntas y querían evidencia de que la planta funcionaba. Poco después, Jernegan desapareció con dinero en efectivo en la mano y dejando atrás un artilugio inútil.
Desde entonces, un número de personas e instituciones de todo el mundo han intentado separar el oro del agua de mar. Desde los alemanes posteriores a la Primera Guerra Mundial que intentaron rellenar sus arcas hasta Dow Cheмicals y el profesor de Colombia Colin Fink.
La lista sigue y sigue, pero todos tienen una cosa en común: ninguno fue capaz de extraer económicamente oro del agua de mar. Sin embargo, podemos estar seguros de que los inventores seguirán intentando extraer esta enorme cantidad de oro del océano. El premio es demasiado grande como para no tener interés y tal vez algún día un inventor o una empresa tengan el avance necesario para que la extracción sea rentable. Hasta ese momento, es un sueño imposible para el emprendedor más creativo que busca riqueza.